Poetisa Andrea Cote
Andrea Cote, nació en Barrancabermeja en 1981. Es Licenciada en Español y Literatura de la Universidad de los Andes, de Bogotá. Se ha desempeñado como docente de Literatura.
Entre 1999 y 2001 dirigió el Festival Internacional de Poesía deBarrancabermeja.
Ganó el Concurso Nacional de Poesía Universitaria, convocado por la Universidad Externado de Colombia en el año 2002.
Es colaboradora del Festival Internacional de Poesía de Medellín.
Sus poemas han sido publicados en periódicos y revistas de Colombia, México y Nicaragua.
Poemas de Andrea Cote
La Merienda |
También acuérdate María Acuérdate del suelo encendido, Acuérdate del suelo encendido, Pero a pesar de todo, Pero sobre todo, María, |
Casa de Piedra |
Era corriente y deslucido y mohíno el ademán, con que dábamos la espalda a la casa de piedra de mi padre para hondear faldas floreadas y de luz en nuestro puerto desecado. Por primera vez y sin nodriza, bordeábamos la arcada de la tarde, todo para no ver las manos de piedra de mi padre oscureciéndolo todo, apresándolo todo, sus palabras de piedra y cascarrina lloviendo en el jardín de la sequía. Y nosotras en fuga hacia calles blanqueadas y farándula de mediodía y ellos repitiendo en la puerta de piedra: catorce años, falda corta, zapatos rojos sin usar. Éramos en avidez musical y de fasto y malabares, ante la lustrosa acera, antes de quedarnos parados y sin voz para ver la desolada estampa, la ruina. Pues el silencio, que no el bullicio de los días, atraviesa. El silencio, que es que son treinta y dos los ataúdes vacíos y blancos. |
Espejo |
En la habitación de la luz
habita ese extraño implicado
allí desaparecemos al tiempo, ese marco insoluble; Que se está siempre detrás de ser. El mirar está lleno de cicatrices. Hemos estado esperando este momento, de vernos cara a cara con no vernos. Temo que el Infierno sea tan largo como el silencio de Dios que su tiempo esté habitado por el frío de los templos. Temo que el silencio sea silencio afuera de la muerte que luego del tiempo aún conservemos la memoria. Temo no dormir tampoco en ese sueño eterno y que hasta allí nos siga la desesperación de los relojes. |
La Noche en Ti Queda |
Y si la cama es ancha es porque eso es el pavor que no que el sueño no es que el cielo te cae en la cabeza la noche en ti queda o el horizonte rojo sangre, verde botella. Que qué será de ti mi melindrosa, que sí, que el tiempo aunque tiempo no acumula no seas zángana ni pérfida aprende a cerrar los ojos adentro de los párpados. Que hagas caso mi mimada que en mejor duérmete mi niña se ahogan todas las infamias. que la cama no es sólo para el sueño, que la noche no es Dios con los párpados cerrados. |
Estación de Luz |
Verás, es tu ciudad o mi ciudad que no descansa, en la que siempre hay algo a punto de venirse abajo. Por ejemplo, la lluvia — derrumbada en ese sitio donde estuvo la luz— ya sabes; o los árboles quemados de cielo a media tarde, aniquilados como pájaros que se lanzan desde el aire y caen en los parques, arrastrando desde arriba hasta aquí la manía de caer. Porque es verdad que es mi ciudad, que es del otoño, la casa misma de todo lo que lentamente se desploma hastiado de durar en el aire y la intemperie de la luz. Verás, aquí es el sitio de las cosas desplomadas, |
Marea |
Es para ti que impertinente deslizo en la marejada de la noche el indicio helado de mi mano. Mi mano incalculable mi mano que alcanza tu mano en otra casa Me desviste de piernas y de brazos, y tú no aciertas a creer que soy yo. Yo sin cintura, sin blanca, sin salientes, sin medir el agujero de mi mano vacía de la mano que deja que pasen los icebergs y los vientos Y tú no atinas a pensar que yo llegaría así, sin trueno, sin disparo, crees que es otra vez el témpano o el pánico Pero sólo es mi mano, mi mano o la mañana que entra y te descree y pone el vacío donde estaba yo. |
Si Supieras |
Si supieras que el río no es de agua y no trae barcos ni maderos, sólo pequeñas algas crecidas en el pecho de hombres dormidos. Si supieras que ese río corre y que es como nosotros, o como todo lo que tarde o temprano tiene que hundirse en la tierra. Tú no sabes, pero yo alguna vez lo he visto hace parte de las cosas que cuando se están yendo parece que se quedan. |